Quillo, ¡qué no te enteras! que no es cuestión de retórica que se trata de argumentos. Borrell derrochó infinidad de argumentos coherentes y ciertos, mientras que el porc no le quedó otro remedio, ante este sunami de coherencia, que volver a hacer el ridículo ante sus ridículos representados que se creen todo lo que durante años se ha venido diciendo desde el nazionalismo adoctrinador a ciudadaos acomplejados con síndrome de estocolmo.