(Este escrito no es mío pero he creído oportuno compartirlo)


Efectivamente, Escocia ha dado una buena lección de democracia, mas no a España, sino a ellos, a los independentistas; a los que tomaban como modelo a seguir el referéndum celebrado ayer en la dicha nación, y digo bien, nación, porque Escocia —al contrario que Cataluña, Galicia y Vascongadas— sí es una nación.

A saber:

A.—Escocia no tiene absolutamente nada, pero nada que ver en su relación socio-política, histórica y legal con el resto del Reino Unido, ni con Cataluña ni con Vascongadas ni con ninguna región española en relación al resto de España. Absolutamente nada. Cero.

B.—En Escocia, cuyos idiomas vernáculos son el gaélico y el scots, no se ha perseguido en ningún momento el inglés, ni se ha eliminado de las aulas, ni se ha multado a los comerciantes por rotular sus negocios con el dicho idioma común del Reino Unido.

C.—En Escocia no se ha adoctrinado en el odio al resto del Reino Unido ni desde preescolar, ni desde primaria, ni desde secundaria ni desde la universidad.

D.—En Escocia, los nacionalistas no han patrimonializado el Día de San Andrés ni lo han convertido en una reivindicación separatista y excluyente.

E.—En Escocia no se han creado de la nada «nous escocesos» y mucho menos a base de subvencionar con el dinero de todos los británicos la conversión por arte de birlibirloque de, por ejemplo, un señor de Sri Lanka en un ferviente independentista escocés.

F.—En Escocia no se incita al odio hacia el resto del Reino Unido con consignas en la línea de «el Regne Unit ens roba» ni calificando de colonos a los residentes o a los escoceses no nacionalistas.

G.—En Escocia hay clanes, muchos clanes, pero ninguno como el de los Pujol ni parecidos.

H.—En Escocia no consideran fascistas a los que no desean la independencia ni al resto de los británicos, ni destilan odio por las babas hasta el punto de agredir a un padre contrario a la independencia acompañado de sus hijos pequeños o de dar una paliza a unos chavales partidarios de la unidad en la terraza de un bar, etcétera.

I.—En Escocia se ha celebrado el referéndum bajo el amparo de la legalidad vigente del Reino Unido, no de la «legalidad» exclusivamente escocesa o sacada de la manga o de la chistera por el independentismo escocés.

J.—En Escocia se ha rayado el 90% de participación censal y no ha habido ni un sólo incidente entre partidarios del Sí y el No. Los independentistas catalanes —esos ejemplares demócratas—, sin embargo, llaman a poner bombas e invocan tanto a la democracia como a la organización terrorista Terra Lliure para aniquilar a los «colons espanyols» que el próximo día 12 de octubre, Dios mediante, se concentren en SU plaza de Cataluña.

K.—En Escocia, los nacionalistas no querían un referéndum independentista, sino mayor auto-gobierno. Fue Cameron quien planteó el referéndum. Es decir, Cataluña, por si no lo saben, goza de muchísimo más auto-gobierno y autonomía que Escocia, que Gales y que Irlanda del Norte juntas. Y desde 1979.

L.—En Escocia, el líder del YES, Sr. Salmond, ha reconocido democráticamente la derrota y ha instado A TODOS LOS ESCOCESES no sólo a respetar los resultados sino también a aceptar que siguen siendo parte del Reino Unido.

¿Ustedes se imaginan a esos dos sujetos, al cochino y al lacayo del clan Pujol, instando a los independentistas a aceptar democráticamente que siguen siendo parte integral de España en el mismo hipotético caso?

¿Ah, sí...? Pues, cuánto me alegro por ustedes. Mi imaginación no es tan portentosa.