Los titiriteros de Montgat
Llevamos varios días escuchando, viendo y leyendo el escándalo de los titiriteros del carnaval madrileño y su apología al terrorismo. Están donde debe estar la gentuza por orden del juez y espero que después de un juicio justo, continúen en el mismo sitio. Ahora falta que asuma el responsable político de esta contratación nauseabunda y carísima su responsabilidad.
En Montgat se dio un caso parecido hace un par de años. Fue con motivo de la fiesta de San Jordi. Los titiriteros que representaron una obra teatral infantil, ¡perdón!, una pantomima repugnante infantil sobre Sant Jordi y el dragón. De forma repugnante se comparaba a Cataluña con la dulce e inocente Princesa del cuento y a España con el malvado dragón que se quería comer a la Princesa. ¡A esto se llama como mínimo apología del odio!
Tras varios años, el ayuntamiento anterior ni el actual, aún no ha dado las explicaciones públicas oportunas de esta apología del odio y maltrato sicológico infantil, y, por supuesto, aún no existe el responsable político de ese acto propio de un peligroso enfermo mental.
La memoria es frágil y el miedo a significarse es alto, pero aún existen ciudadanos demócratas que aspiran a una explicación coherente y que si el responsable político de esta repugnante acción, posiblemente delictiva, sea inhabilitado de cualquier cargo si aún está en activo.
¡Que no siga cometiendo tropelías con dinero público!