¿No conocía los campos de concentración de Companys?
Gener Gozalvo, director de l’Arxiu Històric Comarcal de Tàrrega ens recorda el testimoni del metge Joan Pujol Poch sobre aquest “terrorífic” camp republicà a Catalunya, curiosament fins ara “en l’anonimat”.
Los habitantes dels Omells (Urgell) estaban “esgarrifosament sotmesos a les normes disciplinàries del camp (…) vivint aquell calvari sens poder donar ni un vas d’aigua ni una mirada de compassió envers aquells presoners demacrats i esparracats“.
El dr Pujol no feia política, però era cristià: por eso lo detuvieron en marzo de 1938 y lo condenaron a muerte. Pudo librarse, pero fue destinado al campo de concentración de Omells.
Tras viajar hacinados en vagones tuvieron que emprender una dura marcha sin agua; los débiles eran asesinados de un tiro en la cabeza. Quienes no podían trabajar eran ametrallados. La norma era que “un guàrdia podia disparar-te un tret i ningú preguntava per què”. Los presos se morían de hambre, y quien cogía espigas del camino era ejecutado a garrotazos, una suerte que podía tocarle a cualquier preso por capricho de los guardas: “tot el terme estava sembrat de cadàvers”.
Después de la guerra Juan Pujol se entregó a los disminuidos psíquicos. Unos años antes de jubilarse fundó con su mujer El Rusc, una residencia donde acoger y dar un ambiente familiar a los más necesitados.
Artur Mas se comparaba anteayer en Libération con Companys. Nosotros recordamos el campo dels Omells, organizado bajo el gobierno del ídolo de Mas, y preferimos emular a gente como Juan Pujol, dolço català de seny i amor.
Dolça i martiritzada Catalunya…